domingo, 23 de septiembre de 2007

JACK THE RIPEPER POR ANTONIO NOBLEJAS


EL SIGLO DE JACK EL DESTRIPADOR

“UN DÍA LOS HOMBRES VOLVERÁN LA VISTA ATRÁS Y DIRÁN QUE CONMIGO NACIÓ EL SIGLO XX”. –JACK EL DESTRIPADOR, 1888.
LA ENIGMÁTICA FIGURA DEL ASESINO DE WHITECHAPEL SE HA MANTENIDO VIVA GRACIAS A LOS INNUMERABLES LIBROS QUE HAN TEORIZADO SOBRE SU IDENTIDAD A LO LARGO DEL SIGLO XX
CON UNA MISIÓN “REAL” QUE CUMPLIR O SIMPLEMENTE LA LOCURA ASESINA DE UN PINTOR IMPRESIONISTA INGLÉS, LO CIERTO ES QUE JACK EL DESTRIPADOR SE HA CONVERTIDO EN LA FIGURA PIONERA DE LO QUE A PRINCIPIOS DE LA DECADA DE LOS 70’s SE DENOMINARÍA PSYCHOKILLER O ASESINO EN SERIE, UN PERSONAJE EXTREMADAMENTE ATRACTIVO PARA EL HOLLYWOOD DE FIN DE MILENIO.

POR ANTONIO NOBLEJAS SOLÍS

LULU Y EL EXTRAÑO INQUILINO
Al igual que su protagonista, las primeras películas que se rodaron sobre Jack El Destripador, surgieron desde el más profundo cine underground experimental europeo de la rápidamente olvidada era muda del celuloide, inocentes historias que tenían precisamente como base un relato literario escrito por Frank Wedekind en 1904 y titulado Pandora’s Box (La Caja De Pandora). Es la historia de Lulú, una depredadora sexual que se propone dar caza al misterioso asesino y que tuvo una sonada repercusión en la Alemania de principios del XX.
En 1909, una nueva historia, The Lodger (El Inquilino), escrita por Marie Belloc Lowndes, vería la luz en las páginas de la revista británica McClure’s Magazine, causando gran sensación entre sus lectores, quienes seguían de manera expectante los miedos de un matrimonio que estaba convencido de que la persona a la que tenían arrendada una habitación en su casa era el ángel negro que tenía a Londres sumido en el terror. Pero no sería hasta 1917 cuando el director holandés Alexander Von Antalffy, llevaría a la gran pantalla Lulu, inspirada en el relato de Wedekind aunque sin hacer mención al asesino del bisturí.
Para una gran parte de los estudiosos de la figura de Jack El Destripador, Lulu significa el primer contacto del mito con el séptimo arte. En el film, Lulú es una artista de circo apodada “La Blanca Amazona” que, con la ayuda de Alfredo, un payaso de la misma compañía, arruina al joven y prometedor Henri, con el consiguiente suicidio de éste. La escalada hacia la opulenta sociedad de Lulú se ve truncada con la confesión pública de Alfredo.
Lo mismo ocurriría con el film alemán Erdgeist (Espíritu Terrestre, 1923), segunda película inspirada en el personaje de Lulú que supuestamente incluía una fugaz aparición del destripador que nunca se ha podido demostrar. Ambas películas se encuentran en las filmotecas de Amsterdam y Munich, respectivamente.
En cambio, un año después, Leo Birinsky, director perteneciente a la Escuela del Expresionismo Alemán, plasma una temprana versión visual de Jack El Destripador en la película Wax Works(Trabajos de Cera), que cuenta la historia de un joven escritor que, ávido de encontrar inspiración para un inminente relato sobre las figuras de cera, sale a la calle junto a su prometida para disfrutar de los personajes que deambulan durante los carnavales de la localidad. De entre las máscaras que se les acercan, elige a tres, incluida la de un tal Jack Pies Ligeros (traducción aproximada de “Spring-heeled Jack”), con quien el joven tendrá pesadillas esa misma noche, intentado evitar que su amada caiga en manos del siniestro personaje. Es perfectamente creíble sospechar que Jack Pies Ligeros resultaba ser una primera aproximación al siniestro encanto cinematográfico de Jack El Destripador.
Por fin, en 1926, un prometedor realizador de cine británico llamado Alfred Hitchcock, filma The Lodger, una película basada en el famoso relato de Marie Belloc Lowndes, que, como he comentado, alcanzó cierta repercusión 17 años antes. The Lodger era el tercer trabajo del creador de Psicosis, durante su etapa “muda” en su país natal, Inglaterra. Al igual que el escrito original, el film entretiene a través de la historia de un joven inquilino a quien un matrimonio le renta una habitación en su casa durante el periodo en que el autodenominado Jack El Destripador comete sus fechorías arropado por la fría noche londinense. Los caseros comienzan a sospechar siendo testigos de su extraño e inusual comportamiento. El personaje disfruta colocando retratos de mujeres en las paredes de su habitación, la cuál abandona a altas horas de la noche.
La joven propietaria Daysi Bunting atrae la atención del curioso personaje, propiciando las sospechas de un agente de Scotland Yard encargado de investigar los horribles crímenes y que vive enamorado de la señora Bunting. Finalmente, y a pesar de resultar altamente sospechoso para Scotland Yard, el inquieto inquilino resulta ser inocente. Trama original de un por aquel entonces novedoso recurso cinematográfico que Hitchcock haría suyo bajo el concepto del hombre injustamente culpable y perseguido por la ley. Por otra parte, hay que apuntar que el joven actor que interpretaba al extraño inquilino era Ivor Novello, un ídolo juvenil de aquellos años, imagen pulcra que no podía ser manchada con la maldad de un despiadado asesino, terrible objeción impuesta por el estudio y que obligó al director a cambiar el final del guión, en donde el protagonista era apresado y encarcelado.
Cuando el cine mudo llegaba a su lógico final, apeado por el encanto del sonoro, el cine alemán plasmará nuevamente la historia de Lulú en forma de rápidos fotogramas. En 1929 se estrena Pandora’s Box, con una terrible y enigmática Louis Brooks haciendo pedazos la existencia de todos los hombres que a su regazo se acercan, hasta darse de bruces finalmente con la horma de su zapato: Jack El Destripador.


SE ALQUILA HABITACION
Si durante la etapa muda fue la trágica historia de Lulú la que inspiró una primera e inocente aproximación al mito de Jack El Destripador, la edad dorada de Hollywood se haría eco del relato de Lowndes, inquietando al público a cerca de los peligros que conlleva la entrada de un extraño en el hogar. Y nuevamente sería Ivor Novello quien daría vida al sospechoso inquilino en la nueva versión de The Lodger, de 1932, además de involucrarse en labores de guionista.
Estrenada tres años más tarde en Estados Unidos con el título de The Phantom Fiend (El Malvado Fantasma, traducción aproximada), el film retoma el relato de una manera más compleja y cargada de matices: al igual que el original, Daysi, la atractiva casera, atrae la atención del sospechoso residente, provocando el acoso del rival, un reportero poco amigo de los extranjeros llamado Bob Mitchell. Pero lo guionistas supieron aprovecharse de las posibilidades que mostraba la historia y cambiaron su final. Esta vez, George Bunting encontraría degollada a su esposa, situación que confirmaría las sospechas del agente Joe Martin sobre la supuesta culpabilidad del inquilino en los crímenes de Whitechapel.
En 1944 se estrenaría la que posiblemente sea la más conseguida adaptación del relato de Marie Belloc Lowndes, con George Sanders y Laird Cregar al frente del reparto del que sería el primer film que contiene el nombre Jack y el adjetivo destripador en sus diálogos. Nuevamente, los patrones de la casa reciben la llegada de un individuo al que alquilan una habitación. Así mismo, el extraño comportamiento nocturno del recién llegado se sucede a la vez que los aterradores asesinatos de Whitechapel paralizan la capital inglesa. Mientras, Slade (el nombre del inquilino) maldice a las mujeres de mala reputación que han destruido la vida de su hermano. A destacar el papel del siempre secundario de lujo George Sanders como el investigador encargado de dar caza al nocturno asesino.
Gracias a la magnífica ambientación del film, esta nueva versión de The Lodger ha pasado a la historia del séptimo arte como una de las mejores películas realizadas sobre la leyenda del destripador, sin ser por ello la última recreación cinematográfica del escrito original.
La década de los cuarenta finalizaría con Room To Let (Habitación Para Alquilar), una nueva incursión del ya célebre inquilino, adaptado para la gran pantalla por el realizador inglés Godfrey Grayson, quien tomó como base una popular pieza radiofónica que emitía la BBC británica en aquellos días. En esta ocasión, el relato transcurre quince años después de la repentina desaparición de Jack El Destripador.
Room To Let es la historia relatada por un tal Curly Minter a un prestigioso reportero norteamericano, famoso por sus casos resueltos y publicados. La teoría expuesta por Curly consiste en que el célebre asesino ha escapado de un sanatorio mental cercano debido a un fortuito incendio, registrándose en la casa como el Doctor Fell para, más tarde, asesinar a la señora Musgrave y a su hija Molly, quienes regentan el hogar. Finalmente, el periodista, inmerso en su propia investigación sobre el relatado incendio, comienza a sospechar que Jack El Destripador es su confidente, el tal señor Minter.

SINCERAMENTE SUYO, JACK EL DESTRIPADOR
A pesar del descenso en la calidad de las producciones cinematográficas que trataron el tema del destripador durante los cincuenta y los sesenta, se puede afirmar que ambas fueron las décadas más fructíferas en el asunto que nos ocupa, además de ser protagonistas del debut de Jack El Destripador en la pequeña pantalla.
Dirigida por Hugo Fregonese y protagonizada por Jack Palance, quién se mete en la piel del inquilino Slade. The Man In The Attic es la quinta adaptación del eterno relato de Marie Belloc Lowndes, el cuál se estrenaría en 1954. Cierto es que, dejando de lado algunas secuencias, la película es prácticamente idéntica a The Lodge, filmada diez años antes. Lo mejor: la interpretación de Palance, que se come literalmente al resto de sus compañeros de reparto, vengando la muerte de un padre alcoholizado que ha sido arrastrado a su trágico final por el adulterio cometido por su esposa, una mediocre actriz. Apuntar que el guión cambia a las mujeres de “mala vida” por actrices de poca monta, desgraciadas que tienen la mala fortuna de cruzarse en el camino con el primogénito vengador.
Cuatro años después, por fin se estrena la primera película que lleva el nombre de Jack El Destripador en su título: Jack The Ripper es un capítulo de media hora incluido dentro de The Veil (serie que sería retirada al poco tiempo de estrenarse). En el episodio, el gran Boris Karloff cuenta a la policía con tal convicción y con todo lujo de detalles que el tan buscado asesino se le presenta en sus pesadillas, desvelando informaciones que sólo Scotland Yard sabe, que los agentes sospechan que él pueda ser el tan buscado destripador. Comentar que el episodio protagonizado por Karloff pasó a ser parte de una antología junto a otros tres films ya rodados y que salió a la luz bajo el nombre de Jack The Ripper.
Como apunte importante de esta nueva visión del destripador, señalar que el personaje de Walter Durst, interpretado por Niall McGinnis, está basado en Robert Lees, el famoso clarividente que en el otoño de 1888 aseguró haber sentido la presencia del buscado asesino en más de una ocasión.
Para finales de los cincuenta, la figura de Jack El Destripador comenzaba a ser rentable y las productoras, siempre al acecho de cualquier historia que llenara de público las salas y teatros, vieron en él un pequeño diamante listo para ser pulido. En 1959, nuevamente y bajo el mismo título, Jack The Ripper, Lee Paterson interpreta a Sam Lowry, un detective de la policía de Nueva York enviado a Londres con la finalidad de prestar su ayuda a Scotland Yard en la caza de un asesino que está aterrorizando a las mujeres del distrito de Whitechapel. El film incluye una nueva idea: la de dicho personaje quien pregunta a las desafortunadas señoritas si su nombre es Mary Clarke antes de degollarlas.
La película sigue un buen ritmo a medida que avanza la acción, para llegar al tramo final donde las secuencias en blanco y negro se tornan de manera repentina en rojo escarlata, el color de la sangre del cazador, finalmente cazado por el oficial Lowry. El relato finaliza con la explicación de la extraña y sanguinaria búsqueda: el hijo del destripador se había suicidado meses atrás después de que llegara a su conocimiento que su amada Mary “vendía” favores sexuales a otros hombres. Su padre, envuelto en la negra capa de la locura vengadora, había decidido matar a cada prostituta que se le cruzara en su empeño de dar con la “maldita” Mary Clarke.
Además del excelente final, la nueva versión de Jack The Ripper supuso ser la primera filmación que mejor cuidó la ambientación y la atmósfera del East End londinense de finales del XIX.
Sería en 1961 cuando de nuevo el gran Boris Karloff retomaría el personaje del extraño inquilino que sembrará el terror, siete décadas más tarde, al otro lado del atlántico, ¡en Chicago! Yours Truly, Jack The Ripper (Sinceramente Suyo, Jack El Destripador) es el título de la primera superproducción norteamericana en llevar a la gran pantalla la leyenda del todavía (73 años después) misterioso asesino. Es la número doce en la centenaria lista y la primera en rescatar la cortés frase con que Jack se despedía en sus irritantes cartas que a las oficinas de Scotland Yard enviaba.
Dirigida por el magnífico actor Ray Milland y con música de Jerry Goldsmith y guión de Barré Lyndon (nuevamente basado en el relato de Robert Bloch), la cinta se construye sobre la idea de la inmortalidad del asesino de Whitechapel. Sir Guy Hollis (especialista británico en Jack El Destripador) dispara la alarma sobre la vuelta del destripador, esta vez arropado bajo la niebla de la ciudad a orillas del lago Michigan.

SHERLOCK HOLMES, A ESCENA
Cuando el mito del destripador parecía ir dirigido a un personaje masculino, el realizador alemán Rolf Thiele vuelve a refrescar la memoria de las nuevas generaciones con Lulu, el olvidado personaje de Frank Wedekind y su Pandora’s Box. Estrenada en 1962, la película narra la bajada a los infiernos del respetado doctor Schön, prestigioso médico que cae en las garras de una pobre vendedora de flores a quien educa, tanto de manera social como sexual. La joven Lulú lleva esa segunda vertiente a límites inhumanos, en cuyas garras finalmente cae el que tiempo atrás fuera su benefactor, el doctor Schön. Con toda seguridad, la mejor versión del relato de Wedekinds.
Aunque los 70’s fueron la década por excelencia de las series televisivas en Estados Unidos, en 1963 una teleserie causaba furor en los hogares americanos: The Twilight Zone. Con relatos asombrosos como punto de referencia, el 4 de abril se emite The New Exhibit, la historia de Martin Senescu (gran trabajo de Martin Balsam), un hombre solitario obsesionado de tal manera con las figuras que pueblan el corredor de la muerte del museo de cera de su ciudad, que, sin pensárselo dos veces, las robará una a una para que le hagan compañía en su patética casa.
A partir de ahí, todas las personas que tienen la mala fortuna de cruzarse en el camino del desequilibrado Senescu son liquidadas de la misma manera que en el pasado lo hicieran su queridos maniquíes, incluido Jack El Destripador, por supuesto. Tan entretenida como intrascendente.
Cuando los horrendos crímenes de Whitechapel tuvieron lugar, Arthur Conan Doyle era un doctor de 29 años que descubrió el placer de la escritura (quizá influenciado por la lectura que los relatos de los periódicos londinenses publicaron durante aquellos días). En 1892, la revista londinense The Strand comenzó a publicar las aventuras de un avispado detective con enorme talento a la hora de investigar y solucionar casos misteriosos en el Londres post destripador, ayudado en todo momento de su colega, un médico y cirujano herido en la segunda guerra de Afganistán.
Extraño hubiera sido que Sherlock Holmes y el doctor Watson no hubieran medido sus fuerzas con Jack en la ficción cinematográfica. En 1965 los cines y teatros de la capital inglesa estrenan Study In Terror (Estudio En Terror), la primera incursión del inquilino del 221 B de Baker Street en la leyenda del destripador.
El film tomaría su nombre de la novela que dio a conocer a las masas al legendario detective, Estudio En Escarlata, cambiando el color rojo de la sangre por el negro del terror que amenazaba con derribar al gobierno británico. Pero Study In Terror no solo destacó por mostrar la lucha entre la inteligencia y la maldad (ambas representadas por Holmes y Jack El Destripador, respectivamente), sino porque los nombres reales de las víctimas aparecieron por primera vez en la gran pantalla. El terrible destino de Anny Chapman, Catherine Eddows, Alice McKenzie, Martha Turner, Mary Anne Nichols y Mary Kelly entraba a formar parte fundamental del universo cinematográfico del destripador, a quien el Cine le había retratado de manera exclusiva.
También fue a finales de los sesenta cuando el personaje del destripador cobró importancia en el ámbito televisivo, llegando incluso a ser el principal argumento de una serie tan poco cercana a los crímenes del otoño de 1888 como Star Trek. ¿El capitán James T. Kirk y su ayudante Mr. Spock tras la pista de Jack El Destripador? Bueno, más o menos. El episodio (emitido el 22 de diciembre de 1967) trata sobre la culpabilidad o inocencia del ingeniero Scott (tripulante del Starship Enterprise) de unos asesinatos ocurridos en el planeta Argellius al más genuino estilo “victoriano”. Kirk y el doctor McCoy tratarán de demostrar la inocencia de su colega, investigando los hechos como si agentes de Scotland Yard se trataran. En realidad, la figura del destripador es tan sólo una entidad inmaterial que planea sobre el ambiente durante todo el capítulo.
Continuando con la pequeña pantalla, Knife In The Darkness (Un Cuchillo En La Oscuridad), episodio de la serie norteamericana Cimarron Strip, emitido en enero de 1968, narra el terror que viven los vecinos de una pequeña localidad norteamericana durante la nochevieja de 1888 (fecha inmediatamente posterior a los sucesos de Whitechapel) a raíz del descubrimiento de una serie de asesinatos similares a los narrados en la prensa sobre los crímenes ocurridos al otro lado del océano Atlántico. Los reporteros del diario local, ayudados por el hermano de una de las víctimas asesinadas por el destripador, comienzan a investigar el asunto, sospechando que el terrible destripador abandonó la capital británica con rumbo a Norteamérica, recalando en Cimarron, la localidad en la cuál se desarrolla la acción.
El guionista del episodio intentaría plasmar en pocas horas la misma cantidad de asesinatos que el destripador cometió en las casi diez semanas que duraron sus fechorías. Por supuesto, el no pasaría más allá que una curiosa anécdota al igual que el capítulo de Star Trek.

LA RIPPERXPLOTIATION: JACK EN LOS 70’S
Sin duda, la década cinematográfica más prolífica a la hora de llevar las “andanzas” del hasta ahora jamás descubierto asesino a la gran pantalla. Los años setenta se encargaron de sacar el máximo beneficio al ya archifamoso complot de Whitechapel (denominado de esa manera gracias a la teoría en la que se apoyaban la mayoría de los investigadores e historiadores y que salpicaba a la Casa Real Británica). Durante los años setenta, la dirección que tomaron los guiones de las películas iban tornándose más sangrientos e, incluso, rozando el gore en lo que podíamos bautizar como Ripperxplotiation, clara alusión al legendario género Blaxplotiation.
En 1971, la mítica productora británica Hammer encarga al director Peter Sasdy el film que inaugurará la década: Hands Of The Ripper (Las ManosDel Destripador). Anna, la ficticia hija de Jack El Destripador, es adoptada por una medium después de que su padre matara a su madre. Años después, la joven Anna cree que está poseída por un espíritu furioso (el de su propio padre) que la empuja a matar cuando cualquier casualidad le recuerda la pérdida de su querida madre. El doctor Pritchard se encargará, mediante las técnicas del psicoanálisis de Freud, de intentar devolverla a la realidad, algo que no resultará fácil de conseguir.
Durante todo el metraje queda palpable la seña de identidad de la Hammer y, aunque el film no tuvo la misma la repercusión que habían alcanzado las distintas versiones del Drácula, de Bram Stoker, Hands Of The Ripper es un notable trabajo en la línea característica de la factoría de Michael Carreras.
Dr. Jekyll And Mr. Hyde sería el delirante título del siguiente film, estrenado también en 1971, y que tomaría como referencia el relato de Robert Louis Stevenson para convertir al literario doctor Henry Jekyll en un personaje más demente si cabe, empeñado en dar con el suero de la longevidad. Para realizar su empresa, Jekyll descubre que la fórmula está en las hormonas femeninas, con lo que comienza una macabra búsqueda por diversos depósitos de cadáveres en donde consigue el preciado trofeo. El problema llegará cuando se da cuenta de que las muestras extraídas de ejemplares fallecidos se secan rápidamente. Envuelto en su locura, Henry Jekyll se internará en las frías noches londinenses en busca de mujeres a las que nadie echará en falta, convertido en Jack El Destripador, pudiendo obtener de esa manera las tan preciadas hormonas.
Tres años después, el 13 de septiembre de 1974, la cadena norteamericana ABC emitiría The Ripper, dentro de una serie que por aquellos días estaba emitiendo titulada The Night Stalker (El Rondador Nocturno). La trama se centra en las andanzas de un joven reportero de un diario de Chicago que, fuera de la redacción, se dedica a investigar por su cuenta una serie de asesinatos cometidos con cierto tono fantasmal. Por supuesto, la conclusión a la que llegará es que el propio Jack El Destripador es el autor material de lo crímenes. Por supuesto, nadie le creerá en un principio, pero el desarrollo de los acontecimientos convencerá de tal manera a los agentes de la policía, que éstos intentarán dar caza a un individuo con extraordinarias habilidades, que va más allá del ámbito de lo natural.
El capítulo está inspirado en el relato de Robert Bloch, el mismo que inspiró Sinceramente Suyo, Jack El Destripador, la película dirigida por Ray Milland y protagonizada por Boris Karloff, trece años antes.
En 1975 se estrena Champagnegalopp, una película con escenas sexuales explícitas en donde un atractivo jovenzuelo seduce a una bella señorita para más tarde llevársela a su apartamento donde Jack El Destripador se encuentra oculto. El film en cuestión resulta ser una producción sueca que combina el humor con el erotismo europeo de mitad de los setenta y aunque las escenas “explícitas” hoy provocarían la risa, lo cierto es que la película se puede considerar como la primera incursión del destripador en el cine erótico.
Sería un año más tarde cuando nuestro hoy reivindicado actor y director Jesús Franco mostraría, bajo su particular estilo cinematográfico, su propia versión de Jack El Destripador, haciéndose un hueco dentro de la leyenda del asesino victoriano. En Jack The Ripper, se encarga de la dirección y del guión contando con Klaus Kinski al frente del reparto. El film trata sobre las siniestras correrías del doctor Orloff quién, durante las frías noches del East End londinense, disfruta degollando y desmembrando a aquellas mujeres de “dudosa” reputación que tienen la mala fortuna de cruzarse en su camino. Ante la imposibilidad policial de darle caza, la prometida del inspector Selby, el detective encargado del caso, se hará pasar por una prostituta con el fin de que el asesino muerda el anzuelo.
Una versión de los acontecimientos de Whitechapel un tanto particular del siempre polémico Jess Franco en donde el atormentado Kinski mantiene relaciones sexuales con una de las mujeres mientras la apuñala.
Nuevamente, en 1978, el director Ronald Chase recupera el relato de Pandora´s Box con una nueva versión de Lulu. La furiosa sexualidad de la ninfómana Lulú, que “envía” a la tumba a tres hombres, tampoco podrá resistir la ferocidad de Jack El Destripador.
El año siguiente, el terrible destripador volvería a medir sus fuerzas con Sherlock Holmes en Murder By Decree (Asesinato Por Decreto), la segunda incursión –ficticia, por supuesto- del inmortal detective en la historia cinematográfica de Jack The Ripper. El film se centra en la teoría de la conspiración del gobierno británico por tratar de poner a salvo a la familia real, encubriendo y entorpeciendo las investigaciones de Holmes sobre los brutales asesinatos ocurridos en los oscuros callejones del distrito de Whitechapel. Con Christopher Plummer y James Mason en el papel de Holmes y Watson, en esta producción el personaje real del respetado vidente Robert Lees (interpretado por Donald Sutherland) tiene, por primera vez, un peso de importancia en la historia del destripador, relatando personalmente al detective sus visiones de sangre y muerte que él atribuye al escurridizo personaje.
Excelente film que muestra con amplios detalles cada asesinato, llegando a crear simpatía entre el espectador hacia las pobres víctimas. Por otra parte, el vestuario y la atmósfera nos transporta a la época victoriana, donde el Londres “señorial” despreciaba al harapiento.

TERROR EN EL PUENTE DE LONDRES: JACK EL DESTRIPADOR EN LOS 80’S
La década de los setenta llegaría a su final con Time After Time (Época Tras Época, 1979), donde el gran Malcom McDowell (que acababa de finalizar el tortuoso rodaje de Caligula, el film de Tinto Brass que para muchos acabaría con la prometedora carrera del actor inglés) interpreta al escritor H.G. Wells. Su amigo, el doctor John L. Stevenson (interpretado por David Warner), en busca y captura por Scotland Yard, no tiene otra salida que la célebre máquina del tiempo ideada por Wells.
Stevenson viajará a la ciudad de San Francisco, noventa años en el futuro, para poder continuar con sus atrocidades. Su amigo le seguirá con la misión de frenarle y traérselo de vuelta para ponerlo en manos de la justicia. Wells se encontrará con la América del amor libre y la inocencia, situación que, por otra parte, causará las delicias de su ex colega.
Por supuesto película de ciencia ficción, Time After Time es un maravilloso entretenimiento donde el protagonista de La Naranja Mecánica, harto de caracterizarse siempre de malo, nos regala una gran interpretación.
Y cómo no podía ser menos, la depredadora Lulú inauguraría la década de los ochenta con una versión nefasta y un tanto pseudo erótica (rozando el porno suave) del relato de Wedekind, publicado ocho décadas antes. Nuevamente, Lulú se topará con el destripador tras sus “cazas” sexuales. El impasible Udo Kier se encargaría de dar vida a Jack The Ripper.
En 1985, un profesor de cinematografía adquiere en una tienda de segunda mano un curioso anillo, enigmática pieza que más tarde se descubriría que en el pasado perteneció a Jack El Destripador. Inmediatamente, en el campus en donde imparte sus clases comienzan a descubrirse extraños asesinatos muy parecidos a los acontecidos un siglo antes en las calles de Londres. Como no podía ser menos, en las películas que se rodaron durante los ochenta, un joven estudiante se hará cargo de investigar el asesinato de su novia, sospechando que el autor es el mismísimo destripador. A pesar de su original argumento, The Ripper es una de las películas más flojas de la filmografía del destripador.
En Terror At London Bridge (Terror En El Puente De Londres, 1985), el popular actor televisivo por aquel entonces David Hasselhoff (protagonista de la serie El Coche Fantástico), protagoniza un telefilm de gran calidad (la verdad sea dicha) en el cuál se narra la historia que comienza con la restauración de un viejo puente en una pequeña localidad norteamericana, concluida con la puesta de una última piedra traída precisamente de las profundidades del río Támesis.
El relato comienza cuando un turista, de visita en la zona, se hiere accidentalmente con dicha piedra, en la cuál el espíritu de Jack El Destripador renace gracias a la sangre de dicho turista. Por supuesto, los crímenes comenzarán a sucederse de la misma manera que un siglo antes al otro lado del Atlántico. La investigación policial llevada a cabo por Hasselhoff, en el papel de jefe de la policía local, y la negativa de la cámara a mostrar el rostro del asesino, mantiene al espectador en vilo hasta el desenlace final. La importancia de la piedra vendría en la explicación por la cual el destripador desapareció lanzándose a las frías aguas del Támesis, concluida su “misión”.
Amazon Women On The Moon (Amazonas En La Luna, 1987) es el extraño título de una película que satirizó de manera brillante el mundo de la Televisión de los ochenta. ¿Qué tiene que ver el universo televisivo con el universo de Jack El Destripador? El film en cuestión es una colección de capítulos dirigidos por los gurús humorísticos de la época, entre los que destacan John Landis o Joe Dante, este último es el encargado de parodiar la historia del asesino, protagonizada por Henry Silva y Sarah Lilly.
En 1988, se estrenaría una de las mejores producciones sobre Jack El Destripador, Jack The Ripper, con el siempre perfecto Michael Cane a la cabeza de un brillante reparto (con Armand Assante, Susan George y Jane Saymour, entre otros). Una mini serie de dos capítulos realizados para la BBC, que se centra, quizá por primera vez, en los hechos reales y las investigaciones llevadas a cabo por el Inspector Jefe Federick Abberline, personaje real interpretado por Caine.
El metraje (¡240 minutos!) se desarrolla en torno a las pistas e interrogatorios que Abberline realiza a otros personajes reales como el médico personal de la Reina Victoria, Sir William Gull o el vidente Robert Lees. El film, dirigido por David Wickes, muestra con todo lujo de detalles, tanto las diferencias de clases de la época Victoriana como el impacto que los horrendos crímenes tuvieron en la sociedad británica durante el otoño de 1888. Por otra parte, el film transmite con gran brillantez las pioneras técnicas utilizadas por la policía y los forenses durante los meses que estuvo abierto el caso.
La anécdota de esta excelente producción la encontramos en que las principales sospechas recaen sobre Richard Mansfield, un actor que durante aquellos días interpretaba a Mr. Hyde en la representación teatral de la obra de Robert Louis Stevenson. Finalmente comentar que, tanto la atmósfera retratada en la mini serie como el vestuario y los exteriores elevan la producción al top de los films inspirados en el asesino de Whitechapel.
Pero poco duraría el efecto de esta producción televisiva. Un año después, un ya desquiciado Anthony Perkins se encargaría de interpretar en la gran pantalla al Doctor Jekyll y su alter-ego Jack “The Ripper” Hyde en la patética Edge Of Sanity (En Los Límites De La Locura), una producción que volvería a echar por los suelos las enormes posibilidades cinematográficas que tenía y tiene la breve pero inmortal historia del destripador.
Perkins es un doctor que, mientras se dedica a experimentar con chimpancés, descubre que la cocaína le produce un terrible cambio de personalidad. Los periódicos londinenses comenzarán a hacerse eco de las atrocidades cometidas por el lado tenebroso del médico. La imagen del famoso actor de Psicosis está ya deteriorada a causa del SIDA, enfermedad mortal que Anthony Perkins había contraído poco tiempo antes del rodaje.

DESDE EL INFIERNO: EL SIGLO DE JACK EL DESTRIPADOR
El final del siglo XX nos traería algunas producciones donde simplemente el personaje de Jack El Destripador aparecería de manera anecdótica durante la primera mitad de la década de los 90’s, para ir creciendo en importancia –en parte debido a la gran cantidad de libros publicados durante esos años sobre las distintas teorías barajadas en torno a la identidad del misterioso asesino- para culminar en 2001 con la superproducción From Hell (Desde El Infierno), protagonizada por Ian Holm y Johnny Depp.
En 1992 se estrena Waxworks II: Lost In Time (Trabajos De Cera: Perdido En El Tiempo), la continuación del film del director expresionista alemán Leo Birinski, estrenado en 1924. En esta segunda entrega, el relato nos sumerge en la aventura de dos de los supervivientes de la película original que, viajando en el tiempo, prueban que el protagonista de la primera parte no asesinó a su padre. Al igual que la original de Birinski, Waxworks II: Lost In Time muestra la figura del destripador como un personaje más a lo largo de la historia, aunque con menos importancia en realidad que la película de 1924.
Deadly Advice (Consejo Mortal, 1993) es la hilarante historia de Jodie, una mujer controlada en todo momento por su posesiva madre, que comienza a recibir las “visitas” de célebres asesinos del pasado (entre ellos, Jack El Destripador), lo cuáles le aconsejan cómo acabar con los “problemas cotidianos”.
Una vez que Jodie (excelente Jane Horrocks) comienza a “solucionar” su “problema” materno, ya no habrá quien la pare, ya que siempre habrá alguien que se interponga en su quehacer cotidiano sin ningún tipo de problema porque, ¿quién sospecharía de la inocente Jodie? Y, por supuesto, el personaje del destripador será su mejor consejero. Excelente comedia cargada de inteligente humor negro británico que deja al espectador en la incógnita de si Jodie recibe de verdad las “especiales” visitas o tan sólo están en su imaginación.
La serie norteamericana de Ciencia Ficción Babylon 5 tuvo una aceptable acogida a mediados de los 90’s. Emitida también en nuestro país, uno de sus episodios, Comes The Inquisitor (Viene El Inquisidor –traducción literaria-), cuenta como Delenn cree que está destinada a liderar las fuerzas de la Luz que se encarguen de aplastar la oscuridad. Vorlons envía a un inquisidor que se ocupe de asegurarse de que no ocurrirá tal hazaña. El brutal interrogatorio casi acaba con la vida de Delenn. Elcapítulo está cargado de referencias a la figura de Jack El Destripador. La manera de actuar del actor Wayne Alexander, el personaje que se encarga de dar vida al inquisidor y la inmortalidad del maligno Vorlons, nos remiten a la leyenda –inmortal, también- del destripador.
En 1986, Warner estrena Ripper Man (El Destripador), la historia de Mike Lazo, un deshonrado policía de San Diego, que intenta reconducir su vida mediante una sesión hipnótica en un bar de carretera. Por supuesto, el desesperado agente se verá reencarnado en un asesino similar en la forma de sus crímenes con el destripador. A pesar de no ser uno de los mejores films de este estudio sobre Jack El Destripador en el Cine, la película contiene un alto grado de violencia y una estupenda actuación de Timothy Bottoms, encargado de dar vida a la reencarnación del asesino londinense.
Por otra parte –negativa, sin duda- la escena final protagonizada por Mike Norris (hijo de Chuck Norris) se resuelve con la captura del criminal gracias a la “destreza” de éste en las artes marciales.
El siglo XX se despediría con The Ripper, una completa y bien realizada película que abarca los asesinatos ocurridos en el célebre “Otoño del Terror” de 1888. Estrenada en 1997, el film conecta con el espectador desde la primera secuencia, en la cuál, una joven prostituta es testigo accidental de un brutal asesinato ocurrido en una de las calles del distrito londinense de Whitechapel, viendo claramente el rostro del asesino. El inspector de Scotland Yard Jim Hansen (interpretado por Patrick Bergin), encargado del caso, dará protección a la joven cuando descubre que la serie de crímenes llega a salpicar a la todopoderosa Reina Victoria. Por otra parte, la película muestra el grado de locura que va alcanzando progresivamente el Duque de Clarence –nieto de la Reina- como consecuencia de la Sífilis contraída durante sus escapadas al distrito de Whitechapel.
A pesar de que la identidad del destripador es revelada en la primera secuencia, la competencia de esta producción (buena ambientación y vestuarios) mantiene el interés del espectador hasta el desenlace final.
Y con la llegada del nuevo milenio, el mito de Jack The Ripper se mantiene más vivo que nunca. Además de los interesantes libros publicados durante los últimos años de la década de los 90’s y primeros del nuevo siglo (a destacar el impresionante estudio de la escritora norteamericana Patricia Cornwell en donde afirma que el asesino fue el pintor impresionista Walter Sickert; el excelente trabajo llevado a cabo por Paul H. Feldman, dando validez a los diarios escritos por James Maybrick, un opulento empresario de Liverpool y la publicación de las cartas enviadas por Jack El Destripador a Scotland Yard durante el tiempo que duraron los asesinatos, recopiladas por Stewart Evans y Keith Skinner), en 2001 se estrena la más importante superproducción filmada sobre los asesinatos de Whitechapel, From Hell (Desde El Infierno), protagonizada por la estrella hollywoodiense Johnny Depp.
Basada en el original cómic de Alan Moore y Eddie Campbell y dirigida por los hermanos Hughes, From Hell recrea con todo lujo de detalles las investigaciones realizadas por el inspector Fred Abberline (excelente Johnny Depp) tras la aparición del cuerpo sin vida y letalmente mutilado de una mujer que más tarde llegaría a ser identificado como el de Mary Ann “Polly” Nichols, una prostituta de 42 años. A pesar de la oposición del jefe de Scotland Yard, Sir Charles Warren y de los impedimentos ordenados por él, Abberline va tirando del hilo a la vez que se van sucediendo otros horrorosos crímenes, igualmente de mujeres de “mala” vida, hasta dar con el terrible desenlace: Eddy, el Duque de Clarence, nieto de la Reina Victoria y conocido en sus círculos privados por su desmesurada afición por los prostíbulos, ha dejado embarazada a una de las prostitutas, con la que se ha llegado a casar en secreto.
Sir William Gull, médico y cirujano personal de la reina, es encargado de “cortar” la lengua a todo el grupo de prostitutas que forman el círculo de amigas de la imposible esposa de Eddy. Una tras otra van cayendo, todas menos Mary Kelly, salvada y puesta a salvo junto al recién nacido por Abberline, quién dará finalmente caza al psicópata. La conspiración real será demasiado fuerte para Scotland Yard (tramas de masones, incluidas) y Sir William Gull acabará sus días en una celda con su cerebro lobotomizado, ante la perplejidad e impotencia de Abberline.
A pesar de que parte de la trama del film es ficticia, los asesinatos que el personaje de Depp investiga son idénticos a los que el propio Fred Abberline estudió en 1888. Por otra parte, Desde El Infierno es una meticulosa producción de alto presupuesto rodada en su mayor parte en las calles del casco antiguo de Praga, excelente localización que recrea a la perfección, tanto el East End londinense de finales del XIX como la vida que llevaban las clases menos favorecidas de la época Victoriana.
En definitiva, visto el interés despertado durante los últimos años sobre la interminable incógnita del destripador de Whitechapel, sobre todo en la parte editorial, mi opinión es que el mito de Jack El Destripador permanecerá en la cultura popular para siempre, ajeno a las modas imperantes de cada década.

POR ANTONIO NOBLEJAS SOLIS.

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