sábado, 15 de septiembre de 2007

NEVERMIND, DE NIRVANA





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Nevermind, de Nirvana (1991)

Antes de que Nirvana cambiaran la escena musical de los noventa con su “Nevermind”, Kurt y Christ eran tan sólo dos desesperados perdedores que intentaban salir de la asfixiante localidad de Aberdeen.

El 24 de septiembre de 1991, las estaciones de radio norteamericanas escupirían toda la rabia y frustración de su cantante en forma de canción titulada “Smells Like Teen Spirit”.

“Descendemos a un nivel mucho más íntimo. Nirvana, y en concreto, “Nevermind”, produce esta típica sensación de expansión mental y física tan difícil –y fatigosa- de explicar. No hay cosa más absurda en este mundo que tener que disertar sobre sentimientos y las sensaciones que a priori resultan universales. “Nevermind” los genera a raudales”. (Rafa Cervera. Ruta 66, marzo de 1992)
Kurt Cobain escribió en sus diarios que “Nirvana significa Libertad desde el dolor y el sufrimiento en el mundo exterior. Ésa es mi definición del punk rock”.

Recuerdo una tarde de Sábado de 1991, me encontraba escuchando Radio 3, concretamente, un excelente programa que dirigía y presentaba Paco Pérez-Bryan. Creo que era la segunda o tercera vez que conectaba con él, me gustaban los grupos que desde la ciudad de Seattle estaban surgiendo y Paco los programaba en su espacio: Soundgraden, Alice In Chains, Pearl Jam y, de repente, un comentario suyo me llamó la atención: “bueno, ahora os voy a poner una canción que está arrasando en Estados Unidos, perteneciente a un disco que está subiendo rápidamente en las listas de ventas. El grupo responde al nombre de Nirvana y la canción comienza así…”. De repente, sonó ese riff de guitarra, después una avalancha de furia guitarrera para más tarde transformarse en un ritmo de bajo y batería que nunca antes había escuchado. La canción se llamaba “Smells Like Teen Spirit” y la cadena musical MTV no paraba de emitir a todas horas su video clip promocional.

Pasaron las semanas y la canción casi se había convertido en la sintonía de comienzo del programa del locutor andaluz. Sábado tras Sábado, Paco nos contaba las hazañas que este grupo del estado de Washington estaba consiguiendo, no sólo con el single de presentación del álbum, sino tanto con el resto de temas como de sus conciertos, hasta que en las navidades de ese mismo año la historia de la música rock escribió otro capítulo memorable: Nirvana, una banda surgida de los garajes y locales de la ciudad de Seattle, había conseguido llegar al número uno, a la cima de las listas de ventas del país y echar de ese mismo puesto de una patada en el culo a nada más y nada menos que Michael Jackson, el mismísimo rey del pop, que se había anclado en esa posición con su álbum “Dangerous”. Auténticos bombazos como “Come As You Are”, “In Bloom” o “Lithium”, además del single que comenzaba a causar sensación en Europa, se habían colado en el espíritu rebelde de los adolescentes americanos. Ese mismo año, Mariah Carey, Genesis o el horripilante Garth Brooks también editaron sus respectivos álbumes. Los irlandeses U2 publicaron el magistral “Achtung Baby” pero fue Nirvana, Kurt, Christ y Dave, quienes pusieron patas arriba la industria musical como ya lo habían hecho, trece años antes, los Sex Pistols con su “Nevermind The Bollocks”, gritándoles en la cara tanto a los mandatarios internacionales como a los viejos dinosaurios de los 80`s, que la cantera juvenil no estaba satisfecha ni un poquito con las políticas sociales, culturales y económicas que éstos llevaban a cabo.

“Nevermind” fue y es una combinación de melodías a alto volumen y callejones de desesperación que aportaron al rock un nuevo impulso (de hecho, a fecha de hoy, las ventas se elevan a más de diez millones, por lo que, en mi opinión, creo que lo consiguieron). Rápidamente, aquel bebé sumergido bajo el agua, persiguiendo un anzuelo en el cual había enganchado un billete de un dólar, se convirtió en la portada del CD más conocida del planeta. Y todo aquello sin apenas proponérselo. La calidad de las trece composiciones del malogrado cantante y guitarrista Kurt Cobain estaba fuera de toda duda; “Nevermind” era mucha más que una moda, a pesar que Kurt se convirtió en el líder de una generación bautizada por el escritor Douglas Coupland en su novela “Generación-X”. La prensa musical había bautizado al sonido de todas estas bandas nacidas en la frontera con Canadá como Grunge, algo así como porquería o guarrería, en parte a sus vestimentas, vaqueros roídos, camisas de cuadros tipo leñador y melenas grasientas. El movimiento grunge había invadido la escena musical. Pronto, adolescentes, jóvenes y no tan jóvenes, tomaron aquellos jeans, aquellas camisas y camisetas, se dejaron crecer el pelo y la perilla y la moda grunge saltó a la pasarela, sí, actores y actrices, modelos y famosos diversos se dejaban ver en público vestidos como si tocaran la guitarra en una banda de Seattle.

Nirvana, gracias a su monstruoso éxito, abrió las puertas a cientos de bandas desconocidas hasta la fecha. Las discográficas se lanzaron a las calles, a los pubes y pequeños locales para fichar a los nuevos Nirvana, al nuevo grupo que les compusiera un nuevo temazo que repitiera el éxito de “Smells Like Teen Spirit”. De esa manera, grupos de gran calidad como Green Day, Offspring, Stone Temple Pilots, Soundgarden o los propios Pearl Jam, consiguieron ventas millonarias que sin los impactantes riffs de guitarra con que comenzaba la ya legendaria canción “Huele Como Espíritu Adolescente”, no hubieran alcanzado la repercusión que tuvieron, a pesar de que discos como “Ten”, de Pearl Jam; “Unknown”, de Soundgarden o “Dookie”, de Green Day, carecían de cualquier cosa menos de alto nivel musical. “Bleach”, el primer trabajo de Nirvana, se reeditó y, ni decir tiene, se vendió un porrón; se publicó “Insecticide”, un CD de rarezas y tomas registradas en programas de radio; en el otoño de 1993 salió a la venta el esperado tercer trabajo de estudio de Nirvana, el crudo y anti-comercial “In Utero”, el 16 de diciembre de ese año, el grupo accedió a grabar su MTV Unplugged, en Nueva York (y de una sóla toma) y el resto, bueno, el resto es historia, un pedazo de historia del rock n’ roll que, como todo el mundo sabe, terminó de manera trágica.

Para Butch Vig, productor del disco, “Kurt estaba tan jodido de la vida, podías ver esa rabia y frustración en su mirada, que te llegabas a asustar. Él cantó de manera tan fuerte que estranguló sus cuerdas vocales. Kurt estaba completamente sin energía, escurrido. Vino a la sala de control, se sentó y no abrió la boca, incluso no quiso escuchar las grabaciones de los temas, estaba para subirlo a una camilla. Entonces yo le dije: bueno, creo que por hoy es suficiente”.

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...por Antonio Noblejas
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